Nos encontramos con uno de los elementos más terroríficos para un perro… un niño. Cuando esos niños son unos histéricos o no controlan sus manos, pies, bocas y demás elementos de sus cuerpecillos en proceso de crecimiento, nos encontramos con una bomba de relojería. Y Xula lo sabe… por eso escapa como si viera un zombie cada vez que se le acerca uno.
El ejemplo es cuando estamos en un parque jugando con Xula… yo cojo la pelota, se la tiro, ella la recoje y la trae, yo le doy una «chuche» y me la suelta, recojo la pelota y espera ansiosa a que se la vuelva a tirar… este es el proceso… éste y ninguno más… de repente ves a un niño (o dos, o tres… ellos también suelen ir en manada), pululando por allí… Xula sigue jugando pero tiene un ojo a la virulé, observando esos elementos nocivos que ve que se van aproximando «sutilmente»… Parece ser que el tema de darle la «chuche» les ha gustado… y de repente ya tienes uno por cada lado preguntándote si pueden tocar a la perra (muy amable por su parte, aunque a ti te crea cierto reparo decirles que no toquen ni un pelito de su cuerpecillo… así que crees que podrás controlar la situación, crees que podrás dar una lección de civismo y que incluso podrías enseñarles cierta concienciación animal, pero para que engañarnos, tu no eres profesora de nada y mucho menos de unos niños que no te conocen y que son expertos en salirse por la tangente…), así que te encuentras cogiendo a Xula, que ha soltado la pelota sin necesidad de «chuche» (yo creo que si la humanizara un poco, la vería poniéndose a dos patas, escupiéndoles la pelota a la cara de los niños y diciéndoles que hagan el favor de no interrumpir el interesantísimo partido de cricket que estaba teniendo conmigo… 🙂 ), obligando a la perra a venir y dejando a esas manitas llenas de mocos y barro tocar el lomo de Xula (que no tiembla porque es una auténtica campeona…).
La siguiente pregunta tras ver que la fiera es muy mansa, es preguntarme si pueden tirarle la pelota… como Xula quiere jugar y prefiere irse a Mozambique a recoger una pelota antes que estar allí con esos niños, les digo que adelante… así que le doy la pelota y éstos se la tiran… una vez…, ella va, la coje, vuelve y yo le doy la «chuche» para que la devuelva… dos veces… le doy la «chuche»… y a la tercera viene la siguiente parte del proceso… «¿Puedo darle yo también «chuche»?»… «mmmm… a ver niño, pon la mano plana… eso… ahí, sin miedo… venga va… Xula… ven a zampar de gratis anda…», Xula que delicadamente se come la «chuche» pero dando un respingo para atrás cuando la coje por aquello de que aquellos seres enanos son imprecedibles totalmente, les babosea sin querer toda la mano… el niño pega un gritito alegre y se lava la mano en la camiseta llena de barro y mocos… «¡¡otra… otra!!»… mmmm… «no niño, antes tienes que tirarle la pelota»… y allí ya empieza el desmadre… ellos tiran la pelota y me piden enseguida más «chuches»… y las cosas empiezan a confundirse… los niños se emocionan en exceso… la pelota vuela, los niños van detrás sin entender que es el perro el que la tiene que recoger… ahora persiguen a Xula cuando va a recoger la pelota para ir a darle la «chuche»… ahora cogen la pelota y Xula ya no entiende cuál es su lugar en este juego… los niños corren con la pelota entre las manos y Xula me mira para que detenga esto… los pequeños embaucadores van corriendo de un lado a otro… con la pelota y con las «chuches» entre sus manitas… Xula los persigue, porque ve que las «chuches» se les van cayendo… y craso error… porque se dan cuenta que la perra los persigue, así que se giran de golpe y entre todos van a achuchar a la perra, que se queda en coma para no ser consciente de todo lo que está pasando… le dan «chuches» sin parar, la magrean en exceso, la pelota ya no tiene importancia… así que paramos el juego, arranco de las manitas las «chuches», la pelota y a Xula… los niños se quedan aturdidos… pero se recuperan rápido porque ya han conseguido su objetivo que era magrear al perro y joder la marrana… se van corriendo a jugar con otras cosas entre gritos histéricos mientras Xula se queda sin ganas de jugar, de comer ni de respirar casi… Y a mi me han dejado atontada… flipando por la sutil manera que han tenido de hacer lo que han querido… que «monos» los niños…
Tú Vs Los Niños
Ante esta situación, cuando los niños quieren jugar con tu perr@, yo, sinceramente, escaparía como quien ve a la Guardia Urbana sacando la libreta para ponerme una multa… Xula escaparía antes que yo, seguro… de hecho, se hace bicho bola cuando ve a esos pequeños acercándose hacia ella con paso tambaleante e inseguro, aunque no vayan directamente hacia ella… pero si eres un campeon/a y crees que podrás con la situación, adelante… el proceso que siguen los niños ya te lo he dado… en tus manos está detenerlo antes de llegar al punto de histeria colectiva y redireccionarlo para que el juego no se vaya de las manos y acabe siendo positivo para tod@s… pero yo soy muy blanda y siempre me toman el pelo… por eso mi primer instinto cuando veo que viene alguno (si es uno aún me paro, si son más de dos, ya tiemblo) es coger a la perra (que creo que entiende lo que quiero hacer y por una vez no se va corriendo como si pensara que estoy jugando e incluso se pone ella sola la correa) y sutilmente me voy mirando el reloj como si se me hiciera muyyyy tarde… 🙂