Quiénes Somos

Cuando me reglaron a Xula, una preciosa Bretona de poco más de un mes, me cagué viva. Me había planteado lo que sería tener un perro yo sola, pero claro, hasta que no tuve a esa bolita peluda entre mis manos, no fui consciente de ello.

Ahora, casi tres años después no me arrepiento para nada de esa decisión, es más, la recomiendo, siempre que sea una decisión responsable y con total consciencia de lo que supone.

Tenía muchas ganas de tener perro, me encantan y en casa, con mis padres, ya tuvimos a Toby (un perro de los que se llaman mil leches, pendenciero e independiente que murió a los once años por un ataque al corazón fulminante) y a Koro (un Boxer que ahora tiene diez años, tranquilo, buenazo, pero muy dominante con otros perros), pero hay que reconocer, que el hecho de vivir con los padres, hace que el perro, al ser compartido, sea mucho más fácil de llevar… el trabajo que se hace es más colectivo (bueno… no nos engañemos, mi madre era principalmente la que se encargaba de alimentarlo y de recordarnos que teníamos pasearlo y llevarlo al veterinario)… así que bueno… era más fácil en general.

Al llegar esa bolita a mi casa, me vinieron todo tipo de preguntas ¿podré con ello? ¿Me cambiará mucho la vida? ¿Lo sabré hacer bien? ¿La haré feliz?, Quiero pensar que a día de hoy, cada una de las preguntas que entonces me hice, se pueden responder con un SI enorme…

No hay que tener miedo, vale la pena en cualquier caso… Hay que hacer cambios, si… pero son tan graduales y se hacen con tanto gusto, porque la recompensa es mucho mayor, que no te provoca ningún estrés extremo.

En fin, durante los primeros meses, los típicos primeros meses de un cachorro en el que no puede tocar el suelo hasta no tener todas las vacunas, era muy sencillo, porque donde yo iba, ella iba, simplemente poniéndola en una pequeña bolsa por donde sacaba la cabecita… pero una vez pudo caminar por ella misma… ¿Dónde la llevo?, quería que corriera, que se sociabilizara y sobre todo, que se cansara, verla dormir a pierna suelta al poco de llegar a casa, era la mayor satisfacción que podía tener… Objetivo cumplido!!

Así que, caminábamos… caminábamos mucho, pero no es lo mismo… Alguna vez la llevaba al pipi can que hay a unos 10m de mi casa, pero a Xula no le gustaba mucho, o al menos con el tiempo, dejo de gustarle (perros muy grandes y muy potentes que a Xula, de carácter asustadizo, la echaban para atrás…). Así que… ¿A dónde vamos Xula?

A partir de las caminatas que hacíamos los fines de semana, hemos descubierto muchos parques, muchos pipi cans, zonas de césped que no llegan a poder llamarse parques, zonas para jugar a la petanca que se utilizan para que jueguen un rato… y en todas partes, cuando acabas interactuando con la gente, te das cuenta que la mayoría de la veces acaban todos diciendo lo mismo… “Me gustaría que mi perro corriera y llevarlo a otras partes, pero no sé dónde…” y a eso voy en esta página…

Cuando tantas personas piensan lo mismo, cuando tanta gente tiene problemas para saber dónde su perro puede ir a estirar las piernas, te hace pensar y decir ¿por qué no enseñamos lugares que podemos encontrar en la ciudad para que lleven a su perro? Así que lo que vamos a hacer Xula y yo es enseñaros las rutas que hacemos cuando vamos a pasear, lugares que no sabes que están pero que sirven como zona de ocio, os damos rutas ya hechas para que sólo tengáis que seguir sin tener que ir a ciegas ni pensar en qué os vais a encontrar… Porque el objetivo está claro y es que el perro corra o juegue y eso es lo que vamos a hacer…

Pero, Xula y yo tenemos un handicap… y es que no tenemos coche, ni moto, ni bicicleta… así que de momento sólo tenemos nuestras piernas y algunos transportes públicos que nos dejan llevar a nuestros perros tan solo con correa no extensible y bozal (Renfe Rodalies y FGC)… Estamos deseando que a partir de este verano del 2014 (por cierto, ¿alguien sabe la fecha exacta en la que entra en vigor?), nos dejen ir en metro (siempre que no sea en horas punta ni en actos multitudinarios… y también atados con correa no extensible) para poder ir a esas zona a las que ahora vamos igual, pero perdiendo un tiempo importante en llegar y volver del sitio… ahora podremos ampliar el ámbito de acción!!

Por otro lado, lo que me he dado cuenta al hacer todas estas rutas, es que a Barcelona le faltan espacios para nuestros perros… la mayoría de pipi cans tienen un espacio escaso, con la única finalidad de q los perros hagan sus necesidades pero no con la intención de que corran y jueguen… parques grandes en los que encontramos pipi cans pequeñísimos… parques donde no pueden ir los perros sueltos (y más si entra en vigor la nueva ordenanza)… Y construcciones de más y más edificios o más y más parques que no va nadie en lugar de hacer, ya no pipi cans, sino PARQUES para perros…

Como datos para que veáis que realmente vale la pena hacer estos parques, están los más de 33 mil perros censados y más de 66 mil que no lo están, por no hablar de los perros que tienen chip pero no están censados, que son otros tantos (datos que no puedes conseguir a través del Col.legi de Veterinaris que són los que lo gestionan porque sólo dan los datos si eres veterinario), así pues, estamos hablando de más de cien mil perros en Barcelona capital que se tienen que repartir en tan solo 106 áreas para perros, áreas de las cuales (como ya veremos), no podrían contar ni como parterre para plantar un geranio.

En fin, esperamos a través de aquí que disfrutéis tanto como disfrutamos nosotras con estos paseos, esperamos que encontréis
alternativas a vuestro paseo habitual y que redescubráis vuestra ciudad viéndola con ojos nuevos y divertidos.